Algo se siente terriblemente mal cuando escribo que pretendo olvidarme de mí, la escritura atenta contra la noción de ahora y ahora solo puede vivirse. Desde hace tiempo repito como forma física (corporal) de meditación, desde hace tiempo cuento, desde hace tiempo observo sin mayores pretensiones que las de observar y a través de esta observación he descubierto lentamente algunas cosas que me rodean. Como consecuencia del ahora al que lleva la observación (o tal vez como causa de la observación que conduce al ahora) ciertas nociones de permanencia empiezan a perder sentido, tal es el uso de nombres y en generadle todo aquello que vincule un ahora con un antes y en ese sentido lo vicie. Se trata pues de algo como la pureza del ahora como instante, y es probablemente de allí de donde surge el pretender dejar de ser yo desde el enfoque de identidad. Este pretender afecta a su vez las actividades de observación y repetición e influencia los procesos para tratar de ejecutarlos desde un no ser, anulando muchas veces no solo la figura del autor sino su intención (a veces con la figura del autor presente).
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